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Viajes

Ya han pasado dos semanas desde que volví de Gandiol, en Senegal, invitada por las amigas y amigos de Hahtay- Aminata para compartir con ellas las ganas de contar y narrar.


Fueron días intensos llenos-llenitos de historias y cuentos, en un entorno tan diferente al de Bilbao, en el que ahora estoy, que se me antojan, más que recuerdos, cuentos escuchados, de esos que te tocan dentro y parece que son tuyos, aunque también lo pueden ser cualquiera que también los oiga.

Y sí, recuerdo, como si fuera un cuento, la lluvia del día que tenía el vuelo, vía Madrid, a Dakar. El rayo con su compañero el trueno que retumbó justo encima nuestro, cuando íbamos en coche. Dudas: podrá salir el avión? Salió y subió, subió tanto que los rayos, que miraban hacia abajo, no lo vieron más y pudo llegar.
Recuerdo también, como si fuera un cuento, el largo viaje nocturno en taxi desde el aeropuerto de Dakar hasta Gandiol, sorteando multitud de personas que cruzaban en al oscuridad, sin prisa, autobuses a rebosar de gente, que salían por las ventanas por la puerta trasera, los adelantamientos temerarios por la derecha, el olor a gasolina, ambiente de celebración, celebración del nacimiento de Mahoma, ni más ni menos!

Recuerdo, como si fuera un cuento, la llegada a Hahatay, la puerta cerrada que se abre, la sonrisa de Mamadou a pesar de que eran ya las 3:00 de la madrugada. “Esta es tu cabaña”- me dijo, y desapareció deseoso de descanso, como yo. Un espacio amplio y sencillo pero con su cama con mosquitera, como en las películas, y con su baño y su ducha alumbrados por la luz de la luna, redonda y brillante que, curiosa como es ella, te observaba sin pudor tu luna trasera.

Los sonidos de la noche: el mar, que parecía que se te echaba encima, tan fuerte se oía, algún ave, y sobre todo, los grillos que tapaban los rezos a lo lejos, proyectados por megafonía que, como un cuento, me acabaron adormeciendo del todo y me quedé frita, disfrutando ya del sabor a nuevo, a algo desconocido y rico que estaba por venir, que ya había llegado.

3 diciembre 2019, martes

Bego Alabazan
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