El viernes 18 de marzo tuve una sesión de cuentos que no olvidaré: nos juntamos en la sala Ama, en Bilbao, un espacio en el que habitualmente y desde hace ya muuuchos años, practico el yoga tan personal de Juana Ferriz, que tanto me inspira para vivirme en la consciencia, el autocuidado, el agradecimiento y la flexibilidad, en todos los sentidos.
Me sentí desde el primer momento entre amigas. Conocía a la gran mayoría de las que acudieron, sin saber muy bien a qué. Pude reencontrarme con muchas habituales de yoga, a otras cercanas cómplices de confidencias, a muchas que hace mucho (demasiado) tiempo no veía (¡aupa Zeberio!), también llegaron algunos chicos acompañantes (de esos compañeros que hay que cuidar por rara avis) y amigas de amigas que enseguida sentí como propias… y creo, siento, que a todas conseguí sorprender en mi faceta juguetona de narradora en la que no me conocían anteriormente. ¡Hasta me sorprendí a mí misma! ¡Me encanta!
Las “Historias para noches frías” fluyeron como agua, sin esfuerzo y con mucho juego, guiños, sonrisas, miradas cómplices y mucho, mucho disfrute, tanto que hacia el final, después de una hora y media de sesión, cuando invité a Juana a escena para jugar y cantar juntas, sentí que se me había pasado tan tan rápido “¿¿Ya?? ¡Tan corto!”
Siento que es la mejor representación que he hecho de esta sesión, y llevo unas cuantas desde 2008.
Me sentí ligera y juguetona, en muy buena compañía y muy muy escuchada.
Y, al final, llegó la guinda con la canción de “El clavel” cantada a dúo con Juana Ferriz, maestra de yoga y de vida, mujer sabia, luminosa y generosa.
¡Aquello fue la apoteosis! Complicidad y juego compartido a tope, con el respetable levantado en canto, participando en el juego, divirtiéndonos todas juntas.
Así fue que el viernes supe y sentí, supe “desde mis adentros”, por qué cuento cuentos: porque quiero sentirme muchas más veces como me sentí en esta sesión: capaz de disfrutar haciendo disfrutar, de sentirme escuchada con esa atención sonriente, de jugar con las palabras que nos encienden la luz de nuestra imaginación, sentir la cercanía cómplice de las personas que me rodean, sabiendo que ellas también saben “de qué cuento” porque, al fin, todas estamos en el mismo barco y sentimos lo mismo.
Por todo esto, que ya me estoy alargando, me invade una sensación preciosa de gratitud hacia todas a las que vinisteis, a todas las que lo hicisteis posible y también, claro que sí, a mi misma, por darme la oportunidad de ser así y de sentirme satisfecha y feliz de serlo.
Eskerrik asko asko asko
20 marzo 2022, domingo