Creo recordar que fue Joaquín quien me recomendó leer a Iwasaky o, mejor dicho, fueron las carcajadas que se echaba mientras lo leía antes de apagar la luz de la mesa de noche quienes me animaron a hacerlo.
Mirando la portada, ese cadáver, chungo, pretendidamente elegante pero con el sombrero de copa de medio lado, ya se adelantaba la mezcla entre miedo y humor que tan bien funciona en las historias contadas, arte en el que Iwasaky es un verdadero maestro.
Así que, la siguiente lectura, adelantándose a la pila de libros que me aguardaban pacientes en mi mesilla, fue Ajuar Funerario de Fernando Iwasaky. Fue un descubrimiento para mí encontrar estos cuentos de lenguaje tan fresco y certero, que contaban historias redondas y sugerentes con un tono oscuro pero a la vez burlón.
Normalmente las historias de miedo requieren una longitud para prepararse a entrar en ambiente, pero Iwasaky, a mi parecer, tiene la destreza de meterte directamente en esa oscuridad, de crear esa tensión que te hace prepararte para la sorpresa aunque, inevitablemente, siempre te sorprende ….con una risa.
De hecho, incorporé a mi sesión de «Cuentos Oscuros» dos de sus narraciones para aflojar la tensión de la primera mitad de la misma, ya que es la bisagra ideal entre el tono serio y oscurocasinegrocarbón de la primera historia y el tono claramente jocoso de la última parte.
Una gran lectura para reír de puro miedo.
19 abril 2016, martes