Crónica de una experiencia de cuento en Gandiol, recuerdo, como si fuera un cuento I

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Viajes

Ya han pasado dos semanas desde que volví de Gandiol, en Senegal, invitada por las amigas y amigos de Hahtay- Aminata para compartir con ellas las ganas de contar y narrar.

Ya han pasado dos semanas desde que volví de Gandiol, en Senegal, invitada por las amigas y amigos de Hahtay- Aminata para compartir con ellas las ganas de contar y narrar.

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En nuestra estantería: «Jaime y las bellotas» de Tim Bowley e Inés Vilpi

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En nuestra estantería Libros

Hoy os queremos presentar este magnífico libro  editado por Kalandraka, escrito por un narrador que nos encanta, Tim Bowley, e ilustrado maravillosamente por Inés Vilpi, en una complicidad preciosa en la que el texto y los dibujos cuentan historias que se complementan perfectamente.

Hoy os queremos presentar este magnífico libro  editado por Kalandraka, escrito por un narrador que nos encanta, Tim Bowley, e ilustrado maravillosamente por Inés Vilpi, en una complicidad preciosa en la que el texto y los dibujos cuentan historias que se complementan perfectamente.

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En nuestra estantería: «El Regreso y otras historias para no dormir» de Narciso Ibáñez Serrador

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En nuestra estantería Libros

¿Os acordáis cuando la televisión solo tenía dos canales y era en blanco y negro???

Pues a esa época me lleva el libro que estoy releyendo este mes: “El Regreso y otras historias para no dormir” de Narciso Ibáñez Serrador, Chicho para los amigos.

¿Os acordáis cuando la televisión solo tenía dos canales y era en blanco y negro???

Pues a esa época me lleva el libro que estoy releyendo este mes: “El Regreso y otras historias para no dormir” de Narciso Ibáñez Serrador, Chicho para los amigos.

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En nuestra estantería: «Ajuar funerario» de Iwasaky, para reírse de miedo

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En nuestra estantería Libros

Creo recordar que fue Joaquín quien me recomendó leer a Iwasaky o, mejor dicho, fueron las carcajadas que se echaba mientras lo leía antes de apagar la luz de la mesa de noche quienes me animaron a hacerlo.

Creo recordar que fue Joaquín quien me recomendó leer a Iwasaky o, mejor dicho, fueron las carcajadas que se echaba mientras lo leía antes de apagar la luz de la mesa de noche quienes me animaron a hacerlo.

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